La gestión del riesgo es el proceso social de planeación ejecución, seguimiento y evaluación de políticas y acciones permanentes para el conocimiento del riesgo y promoción de una mayor conciencia del mismo para impedir o evitar que se genere o/y controlarlo cuando existe.
Esta ley se crea con la finalidad de reducir y manejar emergencias de desastres naturales y otros. La ley propone incorporar en los planes de desarrollo y ordenamiento territorial los planes para la gestión de riesgo, delimitando de esta manera los territorios de riesgo y amenaza, para que no se construya en zonas que no son aptas y donde existe peligro inminente para la población. También cobija los proyectos de inversión pública en el territorio obligándolos a incluir un análisis de gestión de riesgo.
Con esta ley se creaáa el sistema nacional de gestión del riesgo de desastres el cual une a entidades públicas, privadas y comunitarias las cuales se organizarán para garantizar y crear medidas para la atención de la gestión del riesgo del país. La elaboración y evaluación del plan estará a cargo de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo en Desastres tomando como insumo las propuestas que se dan en los comités regionales, los cuales destacaran los principales vacíos que hay en la atención humanitaria en cada municipio y departamento. Así mismo se tendrá en cuenta la cooperación internacional, incluyendo el apoyo en situaciones de desastre que sean explícitamente requeridas por el Gobierno Nacional, deberán ejercerse teniendo como objetivo central el fortalecimiento del sistema nacional y de las entidades públicas, privadas y comunitarias que lo integran.
La ayuda humanitaria deberá proveerse teniendo en cuenta los principios de calidad, oportunidad, pertinencia y eficacia que rigen a nivel internacional a las instituciones que se encargan de prestarla.
Entre el 5 y 7 de septiembre de 2011, se realizó en la Universidad Javeriana Cali, el seminario Ley de Victimas: de la aprobación a la aplicación, donde participaron diferentes organizaciones como la Corporación Nuevo Arco Iris, La Comisión Vida Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Cali, la Universidad del Valle, la Cátedra Internacional Ignacio Martin Baro, la Universidad Javeriana y el Instituto de Estudios Humanitarios.
En este seminario se abordó el tema de los retos e implicaciones en la aplicación de la Ley de Víctimas bajo temas de interés: la verdad, justicia, la no repetición de los hechos, la restitución de tierras, el retorno de las victimas a sus territorios y la atención psicosocial bajo un enfoque diferencial.
La ley de victimas se enfoca en el trato especial y humano de los perjudicados en el conflicto armado, fortaleciendo la obligación del Estado a darles protección, garantía, reparación y restitución integral de sus derechos.
A partir de este evento, se consitituyó la Comisión de la Sociedad Civil para el seguimiento a la implementación de la ley de víctimas en el Valle del Cauca. Más de 20 organizaciones del departamento; entre organizaciones de víctimas, universidades, organizaciones defensoras de Derechos Humanos, entre otras; firmaron su compromiso ante esta iniciativa.
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El día mundial del medio ambiente (World Environment Day) es una fecha especial, la cual busca crear instrumentos de movilización política y social que sensibilicen a los ciudadanos sobre la importancia del medio ambiente. Es un evento anual que se lleva a cabo el 5 de Junio y fue establecido por la asamblea general de la ONU el 15 de Diciembre de 1972.
Los objetivos son darle una cara humana a los temas ambientales, motivar a que las personas se conviertan en agentes activos del desarrollo sostenible y equitativo, fomentar el papel fundamental de las comunidades en el cambio de actitud hacia temas ambientales y garantizar que todas las naciones y personas disfruten de un futuro más prospero y seguro.
Nunca ha habido un año sin crisis humanitarias. Y dondequiera que haya personas necesitadas, hay personas que les ayudan- hombres y mujeres unidos para aliviar el sufrimiento y dar esperanza. En las crisis humanitarias latentes alrededor del mundo, los actores humanitarios ayudan a aquellas personas que han perdido sus hogares, a sus seres queridos y sus fuentes de ingreso.
Estos humanitarios a menudo se enfrentan a graves peligros muy lejos de sus hogares. Trabajan largas horas en las condiciones más difíciles. Sus esfuerzos salvan vidas en los conflictos y desastres naturales. También se encargan de unir al mundo al recordarnos que somos una sola familia compartiendo el mismo sueño de un mundo pacífico, donde todas las personas pueden vivir seguros y con dignidad.
En el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria honramos a estos trabajadores humanitarios y les agradecemos su dedicación. Y rendimos tributo a aquellos que han hecho el último sacrificio- en Afganistán, Haití, entre otros. Demasiados han perdido la vida, o han sufrido la pérdida de un ser querido, en el ejercicio de sus funciones. Nos comprometemos a hacer todo lo posible para asegurar que todos los actores humanitarios estén a salvo para desempeñar su esencial trabajo.
Este es, también, un día para examinar nuestras propias vidas y considerar lo adicional que podemos hacer para ayudar-- alcanzar a las personas envueltas en el conflicto, desastres y dificultades. Dejemos que los que honramos hoy nos inspiren para forjar nuestro propio camino para hacer del mundo un lugar mejor, y unir aún más a nuestra familia humana.
El 19 de agosto de 2003, veintidós trabajadores humanitarios, entre los que estaba el Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas, perdieron la vida como consecuencia de un bombardeo en el Hotel Canal en Bagdad, Irak. Este hecho cambió de manera irreversible la situación de seguridad en la que nos desenvolvemos los trabajadores humanitarios. En el pasado, las personas que trabajaban para brindar asistencia eran respetadas y no se convertían en objetivo de ataques.
A partir de este lamentable hecho, en diciembre de 2008, la Asamblea General determinó que el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria sería el 19 de agosto de cada año:
▪ Para contribuir con el aumento de la conciencia pública sobre el trabajo humanitario y la importancia de la cooperación internacional.
▪ Para rendir tributo a todo el personal humanitario, de las Naciones Unidas y asociados que han trabajado en la promoción de la causa humanitaria.
▪ Y para recordar a aquéllos que han perdido la vida en el ejercicio de sus funciones.
Hoy 19 de agosto de 2011, se conmemora este día alrededor del mundo con el lema “Ayudarse unos a otros”, porque todos podemos ser humanitarios, las comunidades, las organizaciones e instituciones locales, y la sociedad en general puede construir una red de solidaridad para apoyar a quienes día a día son afectados por emergencias y desastres.
En esta ocasión, el Nodo Cali del Instituto de Estudios Humanitarios ha querido dedicar este día a un esfuerzo articulado –IEH Nodo Cali, Comisión Vida, Justicia y Paz, Universidad Javeriana- que ha sido denominado “Perspectivas de la acción humanitaria en Colombia a la luz de la ley de víctimas”; dando continuidad al proceso de formación y difusión llevado a cabo durante los últimos seis meses a través del Seminario Permanente “Víctimas: Sujetos de derechos”; el cual tiene como fin abrir un espacio de discusión que permita a su vez ampliar los conocimientos respecto a temas humanitarios y su consideración en el marco del contexto normativo actual.
La ley 1448, sancionada el pasado 10 de junio de 2011, “por la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación integral a las victimas del conflicto armado interno y se dictan otras disposiciones", contempla y regula las necesidades inmediatas de ayuda humanitaria, atención y asistencia, definidas como medidas independientes a la reparación integral de las víctimas, sin embargo, y como afirmó el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon; “la tarea acaba de comenzar y no basta con una buena ley, las expectativas que ha generado la ley se cumplirán si se aplica debida y oportunamente”, el Estado se enfrenta entonces a grandes retos, y es deber moral de la sociedad en general, y en especial de los actores humanitarios y académicos, acompañar y analizar este proceso.
MARTHA NUBIA BELLO
Trabajadora Social, docente y coordinadora del Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia de la Universidad Nacional. Investigadora de la línea de impactos psicosociales del conflicto en el área de memoria histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación.
El análisis en torno a la ley de víctimas y la acción humanitaria debe de considerar siete elementos:
1. MAGNITUD:
El reconocer cuatro millones de desplazados y cincuenta mil desaparecidos es todo un reto, si se considera que la ley de víctimas en diez años debe de atender a 1500 víctimas al día.
2. TIEMPO:
No hay un hito histórico que permita diferenciar entre tiempos de guerra y tiempos de paz; el recuento de 26 años no brinda criterios que permitan identificar ¿A cuál víctima se prioriza?
3. BARBARIDAD:
La degradación del conflicto, ha hecho que el sufrimiento y el dolor no sean suficientes para ser sujeto de reparación, se requiere de estar “enfermo” para conseguirlo.
4. MÚLTIPLES ACTORES Y SECTORES:
No hay claridad en relación a los actores y los financiadores, ya que estos pasan de un grupo a otro, y se encuentran en múltiples lugares.
5. GUERRA Y RIQUEZA:
¿Por qué la pobreza en un país que se declara prospero?, ¿Por qué pedir asistencia humanitaria?
6. GENERALIDAD Y SELECTIVIDAD:
Los efectos del conflicto recaen sobre un grupo delimitado de la población, lo cual permite que la mayoría de ciudadanos manifiesten apatía por el sufrimiento del otro. La solidaridad debe de incluir dignidad y reparación.
7. SITUACIÓN HUMANITARIA:
¿Tenemos asistencia? ¡Sí!, ¿Tenemos crisis? ¡También!.
Se deben de considerar cuatro urgencias: 1. Prevención y protección, 2. atención y acompañamiento, 3. Búsqueda y exhumación legal, y 4. Reconstrucción.
Los grupos prioritarios son los niños y jóvenes, las mujeres víctimas de violencia sexual, y los líderes sociales.
“Se requiere de ser escuchado sin ser juzgado… La rabia produce indignación, y lleva a movilizarse para exigir derechos y justicia… Es una reacción normal de las personas; en donde lo anormal es la situación que vivencian"
La concepción de integralidad debe reunir tanto el reconocimiento de las víctimas, como sus particularidades, en lo que ha sido definido como enfoque diferencial. En el reconocimiento de los hechos traumáticos o desencadenantes de la victimización es necesario tener en cuenta que los impactos difieren sobre diferentes grupos poblacionales de acuerdo a su grado de vulnerabilidad ante las dinámicas del conflicto.
Garantizar la protección de la sociedad civil en medio del conflicto armado, es uno de los mayores retos en el ejercicio de sus derechos, consagrados en la declaración de los derechos humanos desde 1948, en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer desde 1979, en los derechos del adulto mayor desde 1982, y en la convención sobre los derechos del niño desde 1989, por mencionar sólo algunos casos de legislación internacional que se deben de aplicar a nivel nacional junto a la jurisprudencia existente como garantías y medidas de protección.
En este sentido, dentro de los principios generales de la Ley por la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación integral a las victimas del conflicto armado interno, se ha considerado el Enfoque Diferencial como aquel principio que reconoce poblaciones con características particulares en razón de su edad, género, orientación sexual y situación de discapacidad, y establece que las medidas de ayuda humanitaria, atención, asistencia y reparación integral que se establecen en la misma ley, deben contar con dicho enfoque, y responder a las particularidades y grado de vulnerabilidad de cada uno de estos grupos poblacionales. Por otra parte, la ley establece que los pueblos indígenas, afrocolombianos, raizales, palenqueros y rom, contarán con una legislación específica que tendrá que ser desarrollada en consulta estrecha con los representantes de estos pueblos y comunidades. Este proceso de consulta, cuya metodología se ha comenzado a discutir, debe respetar el derecho de estas poblaciones a ser consultadas para obtener su consentimiento sobre una norma que les afecta directa y diferencialmente. Consideramos especialmente trascendente en el marco de los retos que se avecinan para la institucionalidad; en su propósito de implementar las medidas que considera la ley; abrir la discusión y ampliar los conceptos sobre como incorporar este enfoque.
Desde el Instituto de Estudios Humanitarios, se ha querido abrir un espacio el día de hoy a diversos acercamientos desde el punto de vista de la academia y la intervención, con respecto a su lectura de como cada uno de estos grupos poblacionales ha sido víctima de manera particular del conflicto, y como desde cada ángulo se concibe y se incorpora el enfoque diferencial en la atención.
LAURA VITALE
Integrante de la Fundación Mujer, Arte y Vida (MAVI)
La protección de la mujer como cuerpo y psique en medio del conflicto armado y contra todo tipo de violencia, se encuentra respaldado por una serie de declaraciones, convenciones y leyes a nivel nacional e internacional: Declaración universal de los derechos humanos en 1948, Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) en 1979, Ley 1257 de 2008, Auto 092 y Ley Mujer Rural.
No obstante, la mujer se ha tenido que desarrollar en medio de un sistema patriarcal, el cual ha permitido la existencia de toda forma de violencia (económica, cultural, política, física, psicológica, social), al ser de naturaleza estructural; lo cual añadido al conflicto armado interno existente en Colombia, el cuero de la mujer es concebido como un botín de guerra y territorio de conquista.
“La violencia contra la mujer, es un asunto tuyo y mío”
LADY JOHANNA BETANCOURT
Trabajadora social, docente e investigadora del grupo Sujetos y Acciones Colectivas de la Universidad del Valle
La investigación “Entre la violencia, la no violencia y la construcción de poder”, recoge 9 estudios de casos de mujeres del centro y norte del Valle del Cauca entre 1986 y 2004; apoyados en tres premisas: I. Existen diferencias territoriales según el lugar en que se presenta el conflicto, II. Se requiere de un enfoque diferencial, capaz de recoger miradas particulares, y III. Las víctimas no son solo históricas, al tener la capacidad de construirse y reconstruirse.
Las principales reflexiones se pueden articular alrededor de la violencia simbólica como fragmentación del tejido social, cuyo principal objetivo es el establecimiento de un nuevo orden social; en donde la ausencia de compromiso por parte de los organismos del Estado ha contribuido a la impunidad, afectando la dignidad de las mujeres y su vida misma al tener la necesidad de replantearla.
Algunos espacios que contribuyen ha ello, es lo que se ha definido como el poder de la reparación cotidiana, en donde se tiene la posibilidad de resignificar la experiencia para reconstruir sus proyectos sociales, productivos, culturales y formativos.
“Las pérdidas no son cuantificables; conllevan el dolor de la pérdida de lo que pudo ser, y ya no será”
HelpAge es una organización británica que tiene como principio que los adultos son sujetos de derechos y grandes contribuyentes para la sociedad civil, de tal forma que no se pueden dejar de lado. Importancia que se incrementa, si se tiene en cuenta que el 9% de la población colombiana es adulta mayor (CENSO, 2006), y considerada como un grupo altamente vulnerable.
En Cali, se viene adelantando un proyecto con la Fundación Paz y Bien en el Distrito de Aguablanca, el cual cuenta con 151 beneficiarios alrededor de tres temas: Registro y asesoría sociolegal, acompañamiento psicosocial y gerontológico, y prácticas culturales.
La situación de los adultos mayores a causa del desplazamiento forzado, se caracteriza por presentarse dos o tres años después del hecho ante la resistencia de abandonar su tierra y propiedad; lo cual dificulta al llegar a la ciudad su RUPD, el desempeñarse en un arte diferente al campo, la identificación de un rol, el ser cabeza de familia, tener responsables a su cargo (nietos), vivir solos, no saber leer y escribir, y presentar problemas de salud, discapacidad y desnutrición
"El desplazamiento invisible se caracteriza por aquella resistencia a dejar lo que es y posee, llegar a una ciudad en donde no se tiene un rol claro, o aún este ya no existe"
HÉCTOR MARINO CARABALÍ
Líder de la asociación Renacer Siglo XXI de Buenos Aires (Cauca)
La aparición el 9 de Junio de 2000 a su municipio, implico el desarraigo de más de 13000 personas pertenecientes a tres corregimientos de la zona. Pese a la resistencia de la comunidad, su desplazamiento afecto sus vidas, prácticas ancestrales, alimentación, convirtiéndose en una situación de dependencia “Que me dan”; en donde no solo se encuentran afectados por grupos al margen de la ley, sino también por organismos del Estado y las multinacionales, a causa de su mayor riqueza y arte: Los recursos naturales y la minería.
“La reparación debe ser la garantía de no repetición, y permanencia y respeto por la tierra”
LINA MARITZA CAMACHO
Observatorio de Violencias por Orientación Sexual e Identidad de Género, Asociación Lesbiopolis
La categoría de género no solo implica la diferenciación entre hombre y mujer, sino también entre categorías y estereotipos alrededor del género y las implicaciones de ser hombre y mujer. Elemento que aún no se logra comprender en la región, especialmente en zonas como Buenaventura, en donde la violencia y los homicidios afectan directamente aquellos que son desplazados y lgtb.
Hacia 1948, cuando el mundo despertaba y empezaba a tomar en cuenta las atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial, se concibe como una medida moral y universal, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, según la cual “sólo mediante la aceptación del valor intrínseco de toda vida humana podría garantizarse un futuro de justicia, libertad y paz mundial” (Blanco, De la Corte, Sabucedo, 2004). Pese a su evolución y reconocimiento, hoy, la completa garantía de estos derechos sigue siendo lejana, teniendo en cuenta las condiciones sociales y subjetivas existentes, el desarrollo de los pueblos, la consolidación de sistemas democráticos y la existencia de conflictos armados.
El conflicto colombiano; ha generado innumerables casos de victimización individual y colectiva; miles de víctimas, desaparecidos, huérfanos, viudas, familias destruidas, pueblos, viviendas y tierras en el olvido, poblaciones vulnerables, desesperanzas aprendidas, fatalismos, graves violaciones de los derechos humanos, e infracciones al derecho internacional humanitario.
La importancia de enfatizar en procesos integrales que aborden las secuelas emocionales, espirituales, morales, materiales y que garanticen la no revictimización o estigmatización; responden a la concepción de la violencia como un problema de salud pública, que afecta el bienestar psicológico y la salud mental de quienes en medio de un contexto histórico determinado y a causa de una situación traumática generan una serie de síntomas y manifestaciones singulares tanto en individuos como en sus relaciones sociales, interpersonales e intergrupales; según su grupo social, involucramiento en el hecho, temporalidad y objetivación (Martín Baró 1984; Pecáut 2001, OMS 2002).
En suma, nos encontramos entonces ante un problema de derechos; en cuyo proceso de recuperación, la atención psicosocial y la salud mental, deben enfocarse en la reconstrucción del tejido social, los sentidos colectivos, proyectos de vida, vínculos e identidades individuales y colectivas, la generación de redes sociales, e incluso la memoria histórica como garantía de verdad, justicia, reparación, libertad y actitudes prácticas, cognitivas y afectivas, procesos enmarcados en reflexiones y equipos interdisciplinarios capaces de entrecruzar las historias particulares con las historias colectivas desde una mirada ética.
Para el Instituto de Estudios Humanitarios, este no es un tema aislado, y su trascendencia se remonta a la evolución de los principios básicos de la acción humanitaria.
La definición base de la Atención Humanitaria comprende aquellas acciones orientadas a salvar vidas, aliviar el sufrimiento y mantener la dignidad humana, en situaciones de crisis causadas por desastres naturales o emergencias complejas. Este concepto que en un principio se vio centrado en la atención de las necesidades físicas, como el abastecimiento de agua y saneamiento, ayuda alimentaria, o albergue; ha evolucionado hacia una concepción más holística de la Atención Humanitaria enfocada a la protección y garantía de los derechos de las víctimas; principal enfoque del presente seminario.
Como lo ha expresado la Organización Panamericana de la Salud, en los últimos años la acción humanitaria ha empezado a prestar atención al componente psicosocial, que siempre está presente en las tragedias humanas, pero dimensionando lo psicosocial en un sentido amplio que abarca no sólo la enfermedad psíquica, sino también otra gama de situaciones como la aflicción, el duelo, las conductas violentas, entre otras. En este sentido, los agentes humanitarios, se han planteado procedimientos o métodos para atender estas necesidades que pueden tener énfasis en los aspectos de salud mental, o en las problemáticas comunitarias, pero que han ido evolucionando a lo que hoy se presenta como atención psicosocial.
En esta oportunidad queremos recoger algunas reflexiones y aproximaciones al tema desde las perspectivas académicas, de intervención y de los actores humanitarios. Más allá de una sesión informativa o conceptual, se pretende enriquecer el criterio del público invitado, a partir de los diversos enfoques presentados.
CONSTANZA MILLÁN
Trabajadora social de la Universidad Nacional, profesora de la escuela de Trabajo Social e investigadora del grupo Sujetos y acciones colectivas de la Universidad del Valle.
Ante el cuestionamiento a por qué realizar procesos de acompañamiento psicosocial; todas las víctimas tienen derecho –nacional e internacional- a una reparación integral que le permita reconstruir su identidad y dignidad ante las pérdidas, daños, degradaciones de su salud emocional y mental, y transformaciones abruptas que se presentan como consecuencia de un hecho traumático no deseado.
Todo proyecto y acción dirigida al acompañamiento psicosocial, sea este clínico-terapéutico, comunitario, organizativo o de sensibilización y apoyo social; debe basarse en un enfoque integral y sistémico dirigido al ser. Para ello, se debe propender por la reconstrucción de su identidad afectada por la incertidumbre, la discriminación y la estigmatización en relación a quién se era y quién se es ahora; la autonomía como aquella reconstrucción de vínculos y redes tras la experiencia de destierro y despojo que es necesario ganar nuevamente; la seguridad vital para volver a vivir en lugar de subsistir a partir de recursos propios; y la seguridad existencial en donde la desconfianza se debe de transformar en una sensación de protección y nuevos proyectos de vida.
“Para ser víctima lo único que basta es ser el otro”
EDWARD HERRERA
Psicólogo de la Universidad del Valle e integrante del Grupo estudiantil y profesional de Psicología Univalle - GEPU.
La propuesta práctica denominada “Tejiendo esperanzas y resistencia: Propuesta de intervención psicosocial en familias de estudiantes de la Universidad del Valle víctimas de violencia sociopolítica”, fue un ejercicio que buscaba generar un proceso de reconstrucción del tejido social de las familias que habían perdido sus hijos a causa de la violencia sociopolítico; alrededor de cinco ejes: contextualización, guerra psicológica, ruptura del tejido social, impunidad y “víctimas”.
“Los estigmas convierten a la gente en objeto, de admiración o de desprecio, y las víctimas y sobrevivientes dejan de ser sujetos de su historia” (Beristain, 1999)
HENRY ARISTIZABAL
Sociólogo, funcionario del Departamento de Asistencia Humanitaria del Comité Internacional de la Cruz Roja CICR.
El conflicto genera tanto consecuencias como afectaciones directas e indirectas, dentro de las indirectas se encuentran los efectos que repercuten sobre el quehacer y la vida de los trabajadores humanitarios, como lo es por ejemplo el síndrome del "quemado", en donde el aumento de stress puede causar la disminución de desempeño.
La propuesta de acompañamiento psicosocial formulada tenía como objetivo, generar un acompañamiento permanente para todo aquel trabajador humanitario que se encuentra en terreno habitualmente, a partir de tres momentos: 1. Reconocimiento e introspección, en donde la exposición continua a los casos de las víctimas no se deben de convertir en una actividad cotidiana, 2. Compartir de experiencias con el equipo humanitario, y 3. Trabajo en equipo de temáticas diferentes que permitan el intercambio de espacios.
“Si el trabajador humanitario se desliga de su condición humana y lazos sociales, se dificulta la posibilidad de acompañar y asistir a las víctimas”
PATRICIA PERLAZA
Antropóloga con maestría en Estudios Político, Unidades móviles del Instituto Colombiano de Bienestar Familias – ICBF.
Las unidades móviles del ICBF nacieron en 2001, se encargan de la asistencia en emergencia (Acompañamiento psicosocial y nutrición) durante los primeros 3 meses en las zonas o viviendas de los beneficiarios, privilegiando a mujeres y niños al ser quienes presentan mayor violación de sus derechos.
CARLOS ANDRÉS RAMÍREZ
Psicólogo de la Universidad del Valle, Coordinador para el Valle del Cauca del programa atención a víctimas del conflicto armado de la Corporación Nuevo Arco Iris.
Desde 2007 la salud mental está concebida como un derecho el cual vincula el desarrollo humano, capital social, cultural y económico por mencionar sólo algunas de sus dimensiones. De tal forma, que el modelo de atención actual presenta algunas limitaciones al concentrarse únicamente en la salud física, ante la elevada complejidad de la salud mental como proceso.
Una posible salida plena a la atención psicosocial que se requiere, es aquella que sea capaz de vincular atención primaria, promoción y prevención, grupos de ayudas mutuas y programas de centinelas, basados en la sociedad como primer nivel de respuesta.
¿Qué salud mental tenemos si 1 de cada 10 colombianos es desplazado?